El desempleo en Colombia alcanzó entre abril y mayo de 2025 sus niveles más bajos en más de dos décadas, un hito que refleja tanto la recuperación pospandemia como la influencia de las políticas laborales impulsadas por la administración de Gustavo Petro. Según el Dane, en abril la tasa de desempleo se ubicó en 8,8 %, el nivel más bajo para ese mes desde 2001, luego de crear 711.000 nuevos empleos y reducir en 454.000 el número de personas desocupadas . En mayo, la desocupación se situó en 9,0 %, también la más baja para un mes de mayo en 24 años, con 597.000 empleos adicionales y 299.000 desocupados menos que en 2024 .

Gran parte de esta dinámica obedeció a la robusta creación de plazas en la administración pública, defensa, educación y salud humana, que sumaron 235.000 empleos, así como un fuerte empuje en transporte y almacenamiento (185.000) y actividades profesionales, científicas y técnicas (137.000) . No obstante, la informalidad persiste como desafío estructural: el 55 % de los trabajadores continúan sin afiliación a seguridad social, porcentaje que alcanza el 84 % en zonas rurales y el 40,7 % en las principales ciudades . La brecha de género ha mostrado mejora, con la tasa femenina en 11,2 % y la masculina en 7,0 % en abril, la diferencia más baja registrada para ese mes en años recientes, aunque todavía significativa .
Detrás de estos resultados están las iniciativas de la presidencia Petro para fortalecer los derechos laborales y formalizar el empleo. El 26 de junio de 2025, tras dos intentos fallidos, el presidente firmó la reforma laboral que expande el pago de horas extra, limita la contratación temporal y obliga a plataformas digitales a afiliar a sus trabajadores a la seguridad social. Además, la Ley garantiza contratos formales para pasantes y aumenta los recargos nocturnos y dominicales, buscando mejorar la calidad del empleo y reducir la informalidad
Complementariamente, el Gobierno ha elevado el salario mínimo por encima de la inflación y ha dirigido inversión pública al sector social y de infraestructura, generando empleo en obras viales, proyectos de vivienda de interés social y expansión de servicios de salud y educación. Estas medidas, integradas en el Plan Nacional de Desarrollo, han fortalecido la demanda laboral y mejorado el acceso a trabajos formales, especialmente en regiones históricamente rezagadas.
Aunque los logros son notables, persisten retos: profundizar la formalización, cerrar brechas de género y región, y garantizar empleos de calidad. La vigencia plena de la reforma laboral y la efectiva implementación de los programas de formación y reentrenamiento —como los impulsados por el Ministerio del Trabajo— serán determinantes para sostener esta senda de recuperación y consolidar un mercado laboral más inclusivo y resiliente.