Servilismo sin privilegios: la amarga lección de Trump para Bukele y Milei

Servilismo sin privilegios: la amarga lección de Trump para Bukele y Milei

Por Jhonatan Leal

Donald Trump reavivó el debate proteccionista el pasado 2 de abril de 2025 al iniciar su ofensiva arancelaria a nivel mundial. En dicha lista de países se destaca la inclusión de Argentina y El Salvador, cuyos líderes, Javier Milei y Nayib Bukele, se han caracterizado por tener una relación de sumisión con Washington. La medida, sin embargo, no premió su lealtad: ambos pagaron el mismo precio que a gobiernos con una postura crítica, como el de Petro en Colombia, evidenciando que la política comercial estadounidense no distingue entre aliados y adversarios, ni distinciones ideológicas.


Aliados, pero no exentos

Bukele y Milei, figuras emblemáticas de la derecha global, han seguido estrategias similares para congraciarse con Trump. El salvadoreño, autoproclamado “dictador más cool del mundo”, aceptó en marzo de 2025 recibir a 261 deportados de EE.UU. —la mayoría venezolanos—, encerrándolos en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), una megacárcel denunciada por condiciones inhumanas. Por su parte, Milei pese a ser “El presidente favorito de Trump”, este último incluyó a Argentina en los aranceles, afectando exportaciones clave como la soja. El libertario, en lugar de cuestionar la medida, ha celebrado públicamente la aplicación del arancel del 10%, en un tono que reitera el “trato preferencial” de Trump, a pesar de que otros gobiernos de la región –como los de Lula, Boric y el mismo Petro– reciben condiciones similares. Ambos casos muestran cómo la política de servilismo ante Washington se traduce en una sumisión que, lejos de eximirlos de las pesadas sanciones, los pone en la misma situación que aquellos que defienden firmemente la dignidad y el respeto para sus respectivas naciones.

Lecciones de un proteccionismo sin favoritismos

Como advirtió Henry Kissinger, “ser amigo de EE.UU. puede ser fatal”. Ni El Salvador, con siendo el “Guantánamo de Centroamérica”, ni Argentina, con su experimento libertario promercado, escaparon a los aranceles. Trump demostró que su política prioriza intereses sobre alianzas, “America first”, incluso si socava a gobiernos afines.

La lección es clara: en la era del proteccionismo, la sumisión no garantiza privilegios. Bukele y Milei, al abrazar a Trump sin reservas, no evitaron daños económicos, sino que reforzaron una relación asimétrica. Petro, aunque afectado, preservó cierta autonomía discursiva. En este juego, la factura llega igual para todos.

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